¿El estrés es funcional o tóxico?
- Tony Cuellar
- 11 jun 2023
- 3 Min. de lectura
Tu sistema de pensamientos, creencias y valores influye en tu respuesta frente al estrés.

Según la OMS, el estrés es el conjunto de reacciones fisiológicas que preparan al organismo para la acción.
Supone una tensión física y emocional que se produce como resultado de la interpretación del individuo, al percibirse como incapaz para responder frente a las demandas del ambiente.
Existen 3 diferentes tipos de estrés:
a. Estrés agudo. Es el más común y cotidiano; surge de las presiones de la carga de trabajo y de las demandas del medio ambiente, en situaciones específicas. Es de corto plazo. Nuestra recuperación fisiológica es rápida.
b. Estrés agudo episódico. Es el estrés agudo que se experimenta con mucha frecuencia, ya como un estilo de vida excesivamente acelerado y lleno de presiones. Representa un desgaste importante del organismo, acelera el envejecimiento de las células y repercute en el desbalance hormonal. Para recuperarnos de estos efectos se necesita más tiempo.
c. Estrés crónico. Surge cuando una persona no ve la salida frente a una situación. Es un desgaste de largo plazo que transforma la visión del mundo. El daño que experimenta la persona es mayor, y dependerá de su nivel de aceptación genuina frente a una realidad que no puede cambiar. Necesita aprender a detener los pensamientos recurrentes de que las cosas deberían ser diferentes, practicar el estar presentes en sus vidas, y replantearse su propósito y sentido de vida.
El estrés crónico, es producto de situaciones de vida extremas, y requiere de un acompañamiento profesional.
Con relación al estrés agudo y al estrés agudo episódico, los profesionales de la salud, en la nueva ciencia del estrés, coinciden en que hemos mal interpretado su significado como algo únicamente nocivo, y que ese mero pensamiento tiene repercusiones negativas en nuestra salud, pero que es posible transformarlo en positivo, con mayor información, para optimizar la respuesta funcional de nuestro organismo.

Kelly McGonigal, psicóloga de la salud, en su libro: "The Upside of Stress" y las Dra. Elissa Epel en coautoría con la Dra. Elizabeth Blackburn, en su libro: "The Telomere Effect" coinciden en señalar, que nuestros patrones de pensamientos determinan la forma en la que percibimos las situaciones de estrés y que ello influye en la respuesta fisiológica de nuestro organismo.
Principalmente se distinguen dos tipos de respuestas:
A. Pensar y creer que lo que sucede es amenazante
Provoca angustia y ansiedad
Sentir miedo a la incertidumbre
Auto exigirse resolver lo que está fuera de su control
Creer que no se tienen los recursos para hacer frente a la situación
Cuestionarse constantemente: ¿por qué a mí?
Dar vueltas y revivir mentalmente la situación, prolongando el estrés
Creer que es mejor aislarse y no pedir ayuda
Ignorar la tensión del cuerpo y no practicar la respiración profunda
La respuesta fisiológica del organismo bajo este patrón de pensamientos:
a. Sube la presión arterial, se acelera el corazón y se obstruyen los vasos sanguíneos, incrementando los riesgos cardiovasculares
b. Se desgasta la energía y se produce agotamiento mental: burn out
c. Se produce cortisol en exceso y con ello se altera el equilibrio hormonal
B. Pensar y creer que lo que sucede es una oportunidad y desafío
Provoca entusiasmo, adrenalina, coraje y valentía
Mantenerse receptivo y curioso frente a la novedad
Reconocer, aceptar y soltar lo que no se puede controlar
Confiar en que se tienen los recursos para responder adecuadamente
Aceptar el reto y enfocarse en la solución
Hacer una pausa mental y permitir que el organismo recupere su equilibrio
Saber que conectar con otros y pedir ayuda construye resiliencia, produce oxitocina, desinflama y acelera el regreso al equilibrio
Poner atención en las tensiones del cuerpo y relajarlas mediante ejercicios de respiración
La respuesta fisiológica del organismo dentro de este patrón de pensamientos:
a. Sube la presión arterial, para bombear más sangre y oxígeno tanto al corazón como al cerebro
b. Se incrementan la energía regenerativa al producirse mayor glucosa disponible
c. Se clarifica la mente y se facilita el enfoque y creatividad para resolver
Conclusión:
El estrés, es inevitable. Es una respuesta adaptativa de nuestro organismo, y cuando es de corto plazo, es un mecanismo muy útil, pero cuando se instaura de forma permanente en nuestra vida, o lo prolongamos y alteramos con nuestra forma de pensar y de actuar, puede tener efectos muy nocivos en la salud.
Procuremos regresar al equilibrio y no prolongar el estrés con nuestros pensamientos; recordemos que bien manejado es un aliado pues pone en marcha la mejor respuesta fisiológica de nuestro organismo en momentos clave, y además, nos lleva a conectarnos con otros al pedir ayuda y con ello reforzar nuestra resiliencia.
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